Está la gente llevándose las manos a la cabeza porque un aficionado pitó un penalti en el último minuto en contra de la selección local en un Dinamarca-Suecia y salió a darle una hostia al árbitro. Y del tirón se ha recuperado de archivo las imágenes de la agresión de Juande Ramos en el Betis-Sevilla de Copa.
Es cachondo oir la de barbaridades que se dicen contra los aficionados al deporte rey... Son merecidas todos ataques pero no se puede generalizar tan fácilmente...
Imagínense a 50.000 socialistas que de pronto tienen a Mariano Rajoy acorralado por izquierda, derecha, norte y sur con apenas 10 guardias de seguridad y 4 policías. Imagínense a 50.000 populares que tengan a Rodríguez Zapatero. O a 50.000 falangistas que tengan a Santiago Carrillo.
Creo que en el fútbol se demuestra más civismo que en otros ámbitos de la sociedad. ¿Imagínense ustedes que en esa situación a Mariano Rajoy 50.000 socialistas (o viceversa) lo aplauden porque ha hecho un buen juego de palabras o incluso una rima ingeniosa?. Eso ocurre en el fútbol.
Lanzar una botella, pegar un puñetazo son actos denunciables, ruines y despreciables, pero cuando el radicalismo es una parte importante de la sociedad ocurre hasta poco en el deporte rey. Que entre 50.000 haya cien gilipollas es hasta una buena media.
Y ahora ocurrirá lo que suele ocurrir. Como en el caso del Betis (a menos que seas el Barcelona). Se castigará a toda la entidad o a todo el país (en este caso, Dinamarca) por la acción de una persona y aquí no habrá ocurrido nada. Ese equipo de profesionales perderá y encima se llevará varios partidos donde el resto de las 49.900 personas de bien opten a un derecho de presunción de inocencia.
¿Tan difícil es colocar cámaras de gran resolución que pillen todas las áreas del campo y castigar al que cometa un delito?. Si yo le lanzo una botella a un jugador de fútbol debería tener el mismo delito que si se la lanzo a un señor que vaya por el medio de la calle. Yo soy el culpable, mía es la multa o la cárcel y no del resto de ciudadanos.